domingo, mayo 28, 2006

Vacas locas en latencia

Modelo de un prion infectivo de la EEB.

Un raro e incurable padecimiento mental provocado por el consumo de carne infectada con la llamada enfermedad de las vacas locas podría haberse propagado a miles de personas más de lo que se había pensado, revelan científicos.

Estas personas estarían asintomáticas, y los brotes masivos de decesos podrían darse en varios años más, dependiendo del período de incubación de esta nueva variante. La transmisión puede darse mediante transfusiones de sangre o instrumentos quirúrgicos contaminados.

La advertencia viene de investigadores de la Universidad de Edimburgo, que revisaron más de 12 mil muestras de tejido de amígdalas y apéndices extirpados en operaciones de rutina entre 1996 y 1999. Todas las muestran provienen de pacientes de entre 20 y 29 años de edad.

Dos muestras contenían proteínas priones indicadoras de infección por la llamada nueva variante de la enfermedad de Creutzfelt-Jacob (nv-ECJ), tomadas de personas cuya formación genética no se había considerado susceptible a la enfermedad.

Hasta ahora 161 personas en Gran Bretaña han sucumbido a esa infección incurable, que destruye poco a poco el cerebro y conduce a discapacidad progresiva y a la muerte. Todos los casos identificados hasta ahora han ocurrido en personas que portan el genotipo MM, presente en 40 por ciento de la población británica.

Los dos nuevos casos fueron identificados en muestras de tejido con el genotipo valina VV, presente en 10 por ciento de la población. Pero nadie que tuviera esa conformación genética ha desarrollado la enfermedad, lo cual plantea la posibilidad de que se trate de portadores asintomáticos que podrían transmitirla a través de la sangre. El otro 50 por ciento de la población lleva el genotipo metionina/valina MV.

El profesor James Ironside, jefe de neuropatología clínica en la unidad de Edimburgo, señaló: "El hecho de que los especímenes de tejido resultaran pertenecer al genotipo más raro de la población resultó sorprendente para nosotros. Puede ser que tengan un periodo de incubación muy largo, o que nunca desarrollen la enfermedad pero permanezcan en estado de portadores, con potencial de infectar a otros. El peor escenario sería que tuviéramos una situación que se alimenta a sí misma y que nunca pudiéramos librarnos de este padecimiento".

Las estimaciones del tamaño que podría llegar a tener una epidemia humana van de cientos a miles de personas infectadas, pero la mayoría de los científicos esperaban que, pasados 10 años desde que se identificaron los primeros casos humanos, ya había pasado lo peor.

Las compañías farmacéuticas compiten por desarrollar un examen que pudiera usarse en donantes de sangre para detectar la presencia de la enfermedad antes que se desarrollen los síntomas. Sin embargo, esto plantearía problemas éticos sobre la detección de una condición para proteger a otros, pero contra la cual no existe tratamiento.

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